¡A planchar delantales y lustrar zapatos!
Cuando tengo la oportunidad de observar con detenimiento a meseros trabajar enfoco mi atención en cómo se ven, cómo se proyectan en el giro y la impresión que pueden causar en otros. La apariencia de la persona a cargo de traer a la mesa el platillo que ha de deleitar un comensal tiene la responsabilidad de presentarlo con propiedad. Y a su vez tiene la obligación de presentarse a sí mismo como un profesional que toma en serio su trabajo. Por lo tanto es más productivo hacerle una audición en la entrevista de trabajo que una serie de preguntas estructuradas que bien pueden tener respuestas ensayadas.
El mesero que sabe desempeñar su trabajo a perfección posee ciertos ademanes, ciertos gestos muy relacionados con su profesión.
Por otro lado la apariencia es esencial a la hora de proyectarse profesionales, conocerdores de su labor y respetuosos ante sus clientes y la gerencia. Uniformes limpios, zapatos lustrados, corbatas con nudos bien hechos, son parte de una vestimenta apropiada para meseros. El negro, por ser un color encubridor sirve a la perfección para ocultar manchas de vino tinto, salsas rojas o blancas y hasta manchas de aceite que se impregnan a la tela durante las horas "rush" en el salón. Otros más audaces optan por colores más claros, colores pasteles que con el movimiento de platos, bebidas y otros líquidos en el establecimiento hacen ver a los meseros menos expertos que han pasado las de "Caín" en su turno.
Siempre lucir las mejores galas ayudan a la autoestima de la persona...planchar, pulir zaptos, aprender a hacer nudos de corbatas, colocar "name tags" en el lugar indicado en el uniforme les da estatus a los meseros, porte y gracia. Aunque al final de la noche se sientan como si un tren les hubiera pasado por encima.
Y a la casa les recomiendo, si su mesero(a) tiene un turno de 5 días, 3 uniformes y 2 delantales no les ayuda mucho a mantenerse "de punta en blanco"...
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